Hasta donde mis recuerdos alcanzan,el Unión Marina;el Marina del barrio de Melenara,era la trasera del bar Isidro y una pizarra negra colgada en una pared de piedra extraída de la antigua cantera;el lugar donde se ubica el actual campo de fútbol.La pizarra negra era el cartel anunciador del próximo partido del equipo,escrito con tiza blanca. Fue lo más cerca que mi infancia estuvo del Unión Marina. Del fútbol en general fueron los partidos que jugué con camisetas de plástico en la zona de Bernabé.Desde la tienda de Juan Martín, en hilera y con la supervisión de Juan Lorenzo o el fallecido y siempre recordado Pacuco.Era un campo entre la tierra y la arena,y los más cercano a la felicidad más absoluta. Si que recuerdo años después la apuesta recurrente de la botella de Clipper,que en la tienda de Asuncionita,nos la bebíamos como el trofeo más hermoso de una gran victoria . En la adolescencia asistí a una final en Vecindario,en las fiestas de San Rafael. Recuerdo la victoria del Unión Marina y la enorme afición que se congregó aquella tarde noche en una memorable explosión de alegría, y de un trofeo tan enorme como la Copa del Rey ,y que hoy se guarda en la sacristía de la parroquia. En mi juventud recuerdo partidos del Marina en el Hornillo de Telde,frío,viento y tierra, y,donde constate que ser árbitro era un oficio mal visto por las señoras y el aficionado en general. En la práctica personal,los partidos se jugaban entre “Nicaragua” y la “Barría”,en el viejo campo.Y si que era algo más que un partido.Más tarde unos cuanto habituales amigos nos conformamos con pelotear en la playa,con la marea baja. Después de 1986 no recuerdo haber jugado más al fútbol; a excepción de un partido entre compañeros de trabajo y en la que jugué como portero (de pura vagancia). Del Marina si que recuerdo ser socio durante una entusiasta temporada de una renovada directiva. Unos años más tarde un eclipse ensombreció aquel entusiasmo. Luego nada más me interesó del Unión Marina porque nada me interesaba del fútbol en general.
Pero si que tengo en la memoria nombres,personas,amigos,antiguos vecinos,que en sus vidas la huella del Unión Marina está muy latente.Muchos jugaron hasta donde la cadena, efímera muchas veces,el Marina pudo mantener en ciertas temporadas.Un juvenil y nada más;y ,aún así ,el equipo regional se nutría de muchos de ellos. Me hablan de una afición siempre entusiasta y con el equipo a “muerte”.Dos guaguas para un partido!.Buenos tiempos para sentir la lírica de la unidad de todo un barrio por un sentimiento que consideraban parte ensencial de sus vidas.
Hoy es pura nostalgia para muchos,que en un comentario,triste y amargo me dan a enterder que un día el Marina acabó.Y creo enterder a que se refieren.La huella que dejaron en ellos les hacía ser “dueños y partes” de aquel equipo de barrio tan humilde como inmenso era el reflejo del orgullo de jugar en el. Pero hubo un día en que la “filosofía” del club cambio.Un punto de inflexión que para muchos supuso la pérdida de la esencia y la razón de ser del club.Quizás se entienda en que los objetivos cambiaron hacia cotas más altas,en lo deportivo,en lo económico y en la aparente necesidad de sostener un equipo competente a base de fichajes proveniente de otras canteras y donde la economía del club parecía esfumarse del barrio. Y ,hasta donde conozco,es cierto que nunca se estableció las bases de una cadena que aglutinase ,hasta donde pudiera mantenerse, el sentir de los chavales del barrio por el club.Y no es una opinión de mi memoria ,sino el análisis sobre lo que cuentan y en la lejanía del conocimiento de su historia.
Al día de hoy,con una cadena formada y trabajada con el entusiasmo de muchos,una aparente decadencia de ideas y de interés parece ensombrecer el entusiasmo de esos muchos herederos del sentir de la esencia del club. Es como el hastio del “siempre lo mismo” y del amargo pesar de la memoria amnésica que se empeña en regresar en el crepúsculo de su vida,sin objetivos,acomodada,cansina y con el gesto patético de la verdad absoluta y el menoscabo de la mínima democracia. Y soy testigo .Me ha sobrado una hora de mi escasa memoria sobre el Unión Marina y el fútbol para sentir que es una realidad "pertinaz".
Mi repentino interés en estos momentos por el futbol y el Unión Marina es el contagio de una memoria más viva y vital que la mía.Es la de Juan Manuel Ortega; creador de este blog. Me ha inoculado un virus futbolero y de defensa de los intereses más esenciales y sentimentales de un club de barrio;del barrio de Melenara,donde nacimos y compartimos muchas historias. Al insistir con su fuerza y determinación, pienso que se abre una puerta a la esperanza de que el futbol y el Unión Marina vuelvan a emocionar y a crear una nueva ilusión en Melenara.
Texto y fotografías:Antonio R. Torres
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